Blog de Eduardo Montano

Tecnologí­a en el Liderazgo / #BlogFamiliar

Tecnologí­a en el Liderazgo

Vivimos una época en donde la cantidad de dispositivos y aplicaciones de comunicación es sin precedentes.  En Estados Unidos, el promedio de mensajes de texto enviados por adolescente es de 3,339 al mes.  Eso es un promedio de más de 110 mensajes diarios. Entonces, ¿por qué estamos más desconectados que nunca?  Esta cantidad abrumadora de mensajes viene de una cantidad exagerada de medios de comunicación.  Además, existe la expectativa social que tenemos qué responder inmediatamente.  Los tiempos de respuesta esperados son cada vez menores.

Hace 30 o más años, la comunicación escrita era por medio de cartas.  El envío normal de una carta podía tomar 2 semanas, luego la recibía el destinatario, se tardaba una semana en responder, la enviaba y el que escribió la primera carta recibía su respuesta otras 2 semanas después de enviada; esto daba un total de 5 semanas para recibir respuesta. Significa que mi respuesta esperada era de 5 semanas.  Algunos usaban el fax, pero no a todos les gustaba porque no era completamente privado, cualquiera que estuviera cerca del fax podía leer lo enviado.  Por supuesto que el teléfono ya existía, pero el hecho de poder pensar lo que se va a escribir y no tener la presión de responder de inmediato en una conversación ha hecho de la escritura un medio preferido para plasmar bien las ideas, pensamientos y sentimientos.

Luego, con la computadora vino el internet y posteriormente, el correo electrónico. Al principio la conexión a internet era utilizando nuestra línea telefónica, por lo que no estaba “en línea” todo el tiempo.  Esto aceleró muchísimo la comunicación que hizo disminuir esas 5 semanas que tomaban recibir una respuesta, a 1 semana, en promedio.  Cuando el internet se estabilizó y la cantidad de personas utilizando el correo electrónico aumentó, se convirtió en la forma de comunicación favorita… el tiempo de comunicación se redujo a 3 días.

El siguiente gran cambio fue cuando crearon el Smart Phone, popularizado por el iPhone.  Éste ya permitía responder los correos desde el celular, haciéndolo más fácil, lo cual bajó dramáticamente el tiempo de respuesta esperado.  Según un estudio de la Universidad de Southern California, el 50% de los emails son respondidos en menos de 1 hora, y del resto, el 90% son respondidos en menos de 2 días.  Toister Performance Solutions, una empresa de servicio al cliente, encontró que el 14.5% de los clientes esperan que su email sea respondido en menos de 1 hora.  También encontró que, para el 70% de los encuestados, la expectativa de respuesta entre compañeros de trabajo, era de menos de 4 horas y el 30% dijo que esperaba respuesta en menos de 1 hora.

Junto con el Smart Phone empezaron otros medios de comunicación, como los mensajitos de texto y otros tipos de chats.  Aquí la comunicación se volvió más invasiva todavía y ya se esperaba una respuesta prácticamente inmediata.  Un estudio de HTC muestra que, cuando un cliente manda un mensaje, espera recibir la respuesta en menos de 1 hora, pero cuando se trata de la pareja romántica, esta la espera en 5 minutos.

Es cierto, toda esta tecnología ha facilitado tremendamente la comunicación, y eso es bueno, pero también ha traído con ella muchas consecuencias que se pueden considerar problema o, en el mejor de los casos, RETO.  Entre los hallazgos más comunes encontramos los siguientes: 

  1. Si no contesto a la velocidad que la otra persona espera, pensará que no tengo interés, que no la respeto o que no me importa. En otras palabras, el hecho de no contestar ya manda un mensaje negativo, que por supuesto, en la mayoría de casos, es una mala interpretación o percepción.
  2. Como el experimento del “condicionamiento” de Pavlov, en el que un sonido hacía salivar al perro porque sabía que después venía su comida, así el sonido del celular está condicionándonos a contestar de inmediato, y sin duda alguna provoca estrés y ansiedad. Según un estudio realizado por BioMed Central (2011), a 20,000 jóvenes en Suecia, de entre 20 y 24 años, se encontró una relación directa entre el uso del celular y el aumento de riesgo en la salud mental.  Además de aumentar el estrés, encontraron que también hay privación del sueño. Como estrés se entiende una situación en donde una persona se siente tensa, no puede descansar, está nerviosa, ansiosa y no puede dormir bien por estar pensando en algún problema. Los resultados se repiten en varios de los estudios observados, como el de Psychology of Popular Media Culture, que muestra lo mismo, aumento en uso de celular relacionado con aumento en estrés, menos sueño y problemas sociales.
  3. Como nos sentimos comprometidos a contestar de inmediato, lo estamos haciendo sin pensar y analizar mucho. Es más importante la velocidad de respuesta que la respuesta en sí. Lo que está pasando es que estamos entrenando a nuestro cerebro a responder casi en automático, sin medir consecuencias de lo que escribimos.  Al responder de esta forma, muchas veces, sin querer, herimos a las personas, provocando un deterioro en las relaciones, entre otras varias posibles consecuencias.
  4. Por “tener que contestar rápido”, ya nuestro trabajo no es continuo, es constantemente interrumpido para contestar mensajes. Esto significa que realizar cualquier trabajo, ahora nos toma más tiempo y con menos enfoque.  Está demostrado que el “multitasking” no existe, como lo menciona Jack Daly y Govindh Jayaraman en su libro Paper Napking Wisdom:
  5. El multitasking es para computadoras, no personas, y menos líderes. Al pretender hacer multitasking disminuye la probabilidad de tener éxito.  Cuando nos enfocamos en una sola actividad el cerebro es 8 veces más eficiente para procesar la información.  Cuando creemos que el cerebro está haciendo más de una cosa a la vez, en realidad lo que hace es realizar solamente una actividad, luego se cambia a otra, luego a otra y así sucesivamente.  Cada vez que se cambia de una actividad a otra hay una pérdida de tiempo (aunque sea de microsegundos, pero la hay) y también el cerebro gasta más energía, provocando cansancio.  La tendencia actual es regresar al “mindfulness”, que es la consciencia, enfoque y concentración en lo que hacemos. Nos hace más rápidos gastando menos energía.
  6. Nos estamos perdiendo del mundo exterior. Estamos físicamente con alguien, pero suena el celular y, de forma automática, lo vemos y respondemos, interrumpiendo nuestra conversación presencial.  El resultado es que las conversaciones presenciales son cada vez más superficiales y rápidas, porque ¿quién quiere hablar de temas serios si sabe que no tendrá la atención absoluta de la otra persona? Esto lo podemos observar en cualquier lugar público, en donde están las personas físicamente en el mismo lugar, pero cada uno está metido en su celular. Este comportamiento es tan común que en inglés hasta nombre tiene, es “Phubbing”.

En el libro “The Power of Talk in a Digital Age”, Sherry Turkle escribe del tema:

“Las conexiones entre las personas son cada vez más frías, con menos sentimientos involucrados y menos emociones.  El celular está impidiendo que estemos realmente solos.  La soledad por siglos ha servido para pensar y para crear.  Ahora queremos rellenar todos nuestros tiempos libres con el celular, volviéndonos menos analistas y creativos”. Como decía Picasso, “sin gran soledad no se puede lograr ningún trabajo serio”.  El silencio también tiene un efecto similar, cuando uno está conversando presencialmente con otra persona y hay un silencio nos obliga a pensar en qué más vamos a hablar, en sinergizar, en crear, el problema es que estos silencios también los estamos llenando con el mismo celular.  Aburrirse es ahora impensable, perdiendo una fuente de innovación y creatividad.

7. Pasar más tiempo con el celular, que, con otras personas, está evitando que aprendamos a leer las expresiones de las personas, haciendo más frecuentes las malas interpretaciones interpersonales. El estudio de BioMed Central también mostró que el uso del celular está volviendo a nuestros jóvenes más materialistas e individualistas.

¿Cuán importante es poder leer las expresiones de las demás personas? Bueno, veamos.  Cuando nos comunicamos con alguien nuestro mensaje llega de 3 formas:

  • Verbal. Esta incluye el lenguaje que utilizamos, el vocabulario, la agilidad mental, incluso las palabras que utilizamos de “relleno”, las muletillas, etc.
  • Vocal. Incluye el tono que utilizamos, el volumen al hablar, la velocidad, la dicción, la elocuencia, el énfasis y la energía al hablar
  • Visual. Es la imagen que proyectamos, cómo nos vestimos, cómo nos vemos, la postura que utilizamos, el contacto visual, la expresión facial, los movimientos que hacemos, los gestos que acompañan nuestras palabras, etc.

Si yo les pregunto, ¿qué porcentaje de cada uno de los anteriores aportan a comunicar bien nuestro mensaje? ¿qué dirían? Sorpresivamente la parte verbal aporta solo el 7%, la vocal el 38% y la visual un sorprendente 55%.

Tomando esto en cuenta, si sólo nos comunicamos por chat, estamos perdiendo prácticamente el 93% del mensaje. Si siempre nos ha costado comunicarnos, imagínense ahora que sólo contamos con el 7% para pretender que nos entiendan.  Viviendo en un mundo de percepciones, cuánto daño puede causar esto.

El hemisferio derecho del cerebro es la que descodifica la comunicación no verbal, que es la comunicación que nos ayuda a distinguir los gestos del lenguaje y a reconocer la expresión emocional de otros.  Como cualquier músculo, si no lo ejercitamos no se desarrollará de forma sana.  Eso es lo que está sucediendo cuando se sustituyen las relaciones interpersonales con las relaciones interdigitales, tienen esta parte del cerebro subdesarrollada.

Desarrollar la parte vocal y visual también lleva práctica. Los que crecimos sin celular lo practicamos durante toda nuestra juventud. La preocupación hoy en día es que muchos jóvenes no lo están practicando, lo cual traerá una serie de problemas sociales y de sentido de pertenencia.

Dejar el celular es cada vez más difícil. Existe una palabra en inglés, “NOMOPHOBIA” (NO MObile PHone phoBIA).  Traducido, es una fobia de no tener el celular con nosotros. Un estudio en Inglaterra reveló que el 66% de entrevistados tienen NOMOPHOBIA.

Si perdemos toda esta conexión interpersonal, ¿cómo esperamos que sean buenos líderes? El liderazgo se basa en saber leer las expresiones, en conocer emocionalmente a su gente, a poder hacer un “coaching” efectivo, en poder obtener lo mejor de todos, para sinergizar y así obtener el máximo rendimiento.

La conexión digital está provocando la desconexión interpersonal, perdiendo habilidades emocionales necesarias para relaciones humanas, lo cual a su vez tendrá como consecuencia serias limitaciones de liderazgo.

¿Significa todo lo anterior que ya todo está perdido?  Bueno, si no hacemos nada al respecto tal vez sí, pero como Colegio y padres de familia debemos ser proactivos y actuar, logrando prevenir el problema.  Insisto que el celular no es que sea malo, es el uso inadecuado que provoca cosas malas.

Como solución a nivel mundial se ve una tendencia principalmente en dos áreas.  La primera es en el enfoque.  Es concentrarse en una cosa a la vez.  Si los niños están haciendo tareas que apaguen su celular, y se enfoquen en hacer tareas.  Como expuesto anteriormente esto logrará que lo hagan mejor, más rápido y cansándose menos.

La segunda es espacios sin celular o sus interrupciones.  Podemos apagar la notificación del celular cuando entra un mensaje, esto ayudará a bajar la ansiedad.  Además, ayudará a cuando hablamos con alguien realmente le pongamos atención total.

Un estudio de London School of Economics and Political Science mostró que no tener celulares claramente mejoraba las calificaciones en el colegio.  Basada en información de este tipo Francia decidió, en el 2010, emitir una ley para prohibir el uso del celular en los colegios.  Y desde entonces, tal y como lo reflejaban los estudios, el rendimiento académico ha mejorado.

También hay una tendencia de lugares «Cellphone dead zone».  Estos lugares bloquean la señal de celular para obligar a la conversación cara a cara.  Esto lo vemos principalmente en países europeos, en donde restaurantes, y hasta parques tienen dispositivos para bloquear la señal.

Con todo esto queremos mostrarles a los jóvenes que no pasa nada malo si no tienen celular, todo lo contrario, verán muchas cosas buenas relacionadas con el mundo exterior.

Por supuesto creo que en donde es más importante el «Cell phone dead zone» debiera ser en casa.   Me refiero a espacios familiares en donde sea prohibido el uso del celular.  Por ejemplo, en el comedor, cuando están jugando, haciendo alguna actividad, o cuando van en el carro.  Todos estos espacios son la oportunidad que tenemos de hablar con nuestros hijos, de poder compartir con ellos.

Padres, les pedimos que no manden a sus hijos al colegio con celular.  Cuando tienen el celular en el colegio dejan de salir a jugar en los recreos, de correr, de hablar con sus amigos, incluso en clase son grandes distractores.   Esa es la razón por la que es prohibido hacerlo. Es por el bien de sus hijos, es por su desarrollo mental, social y emocional.

Disfrutemos de la tecnología, no seamos esclavos de ella.

¿Qué opinan?

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